Solo Monte

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martes, 31 de enero de 2012

Escalada en el Mar. Toriellu, costa del oriente asturiano

Este invierno esta resultando una estación seca, con poca precipitación y apenas nieve en las montañas.
Aún así, no quita para siempre hacer actividad. Aún, no se ha podido calzarse  los esquís, pues es escasa la nieve caída en Picos y la Cordillera. En esta ocasión, ocurrida en el mes de noviembre que, aunque no es pleno invierno, ya hace fresco y lo normal es poder esquiar; dedicamos la tarde a escalar en los bonitos acantilados de la costa Llanisca (Oriente de Asturias).
Escalar en un entorno impresionante con el ambiente de tener el mar rugiendo y batiendo debajo de ti. Solo ir a ese lugar, estar allí y caminar por esa zona ya merece la pena. La escalada en este caso es un añadido, el Mar lo es todo ....





 Acantilados situados al lado del pequeño pueblo de Toriellu, muy cercano los bufones de Pria, la playa de Guadamia y Ribadesella pero, a la vez, alejado de todo ello. Hay que caminar un poco por el borde del acantalido hasta llegar a .....


Primero tenemos que rapelar hasta llegar a una amplia terraza cerca de la rompiente del Mar. Con temporal es inaccesible y nada recomendable, sería extremadamente peligroso.
Hay dos vías abiertas (1 reunión) equipadas con parabolt inox de dificultad V+ / 6a. Se trata de una asequible placa. Más a la izquierda (visto desde abajo) existe un espléndido diedro-fisura totalmente limpio para llevar los "cacharros" y escalarlo. Esa tarde no llevamos el material duro y nos quedamos con las ganas...
Para rapelar la reunión queda un poco "baja" y hay que asomarse mucho siendo muy expuesto, pero no faltan las posibilidades de montar otra reunión con unos buenos puentes de roca y unos empotras. Así, te puedes descologar hasta la reunión de cadena, también puedes ir del tirón hasta abajo como hicimos nosotros.






















Una vez abajo, queda escalar.





Reunión; otra vez rapelar y hacer la otra vía.



























Nacho. Mi amigo; más que un compañero de cordada, compañero de fatigas .....


Te toca, Nacho. A escalar.!!!










 
Para acabar; vuelta a subir .....


             










También nos acompañaron Papa y Óscar.
Óscar pudo hacer un largo, a Papa no le dio tiempo, la noche se nos echaba encima.



Muy anochecido desmontamos la reunión y recogimos el material. Ya de noche, regresamos por el laberinto de senderos, que en la oscuridad nos hizo dar alguna "revuelta".
Un grato recuerdo me queda de aquella tarde. Con una sensación increíble en compañia del Mar; su fuerza, su rugir y su inmensidad.
Me queda volver a ese lugar. Escalar ese fantástico diedro-fisura y surcar nuevas rutas.
Me prenda, otra gran compañia. Nacho.

viernes, 20 de enero de 2012

Fuxu la Muyer. Parque Natural de PONGA

Saludos a todos.!!!

Se inagura este blog "SOLO MONTE", dedicado a la Naturaleza, la Montaña, la vida y el respeto profundo hacia todo esto; con una aventurilla acaecida este verano por los impresionantes parajes salvajes e indómitos del Parque Natural de Ponga.
Ponga; impresionantes bosques, llenos de vida, repletos de encanto.




La actividad de aquel día, el pasado 23 de julio de 2011, consistió en caminar por el fantástico bosque de la Foz de la Escalada, a los pies del pico TiaTordos (Ponga) partriendo desde el pueblo de Taranes, con campo base en Cangas de Onís.

No pretendíamos subir a la cumbre de la gran montaña del Tiatordos, sino hacer una circular, caminando por las faldas del Tiatordos, deteniéndonos a escalar la bella, esbélta, aérea, asequible y que nunca hay que subestimar, aguja del Fuxu de la Muyer.
Actividad muy completa. Caminar a esta bonita aguja, desde Taranes, una de las rutas de ascensión al Tiatordos. Escalar la "agujita" del Fuxu, que con apenas un largo de 30 metros y un "pasete" aislado de V grado y otro de IV que parece que te quiere echar para atrás, nos deposita en un bello y aéreo panorama.
Para continuar caminando, busacando, intuyendo  y siguiendo el antiguo sendero (o el de los venaos ....)entre la selva de helechos, donde eramos "carne de garrapatas", para llegar de nuevo al bosque, cruzar toda su espesura y llegar al pueblo de Tanda, muy cerca de Taranes al que se llega en escasos 10 minutos caminando por la carretera y pisar, de nuevo, el lugar de nuestro punto de partida.


Bellas imágenes y gratos recuerdos del bosque, la paz que allí se respira, el ambiente salvaje de Ponga, la escalada a la aguja y el esfuerzo, han quedado prendados en nuestra retina, nuestra memoria, en nuestro ser.

El pueblo de Taranes, al fondo; iniciamos nuestra caminata dirigiéndonos a la Foz de la Escalada y el enorme bosque que hay que subir.





















 













Después de atravesar las entrañas del bosque .....


Llegamos a esta bonita majada. La cumbre del Tiatordos, entre la nube, domina al fondo.



 
Antes de seguir, coger un poco de agua y continuamos.

 




















Menudo lugar .....



























Seguimos ruta hacia la aguja del Fuxu la Muyer.
          Ahora hay que subir esa cuesta al lado del pedrero.


 



















                 














Por fin.!!! ahí asoma la agujita ....




















Ahí asomo la aguja y ....menudo sitio, menudo lugar.



Aguja El Fuxu La Muyer.





























Que bonita.!!!
El Recuencu, se ve al fondo.


















                        Ahora, escalar ....!!!!























Cumbre.!!!
































Beleño desde la cumbre.














Ahora hay que bajar.






































    .....y pa casa. 2h y media largas de pateo hasta Tama, seguido a Taranes.



Hasta la próxima, agujita ....;















Después de unas 10h. de pateo y ascensión a la aguja, llegamos a Taranes. Cansados, sedientos  
y felices. Sencillamente disfrutamos, en un entorno natural alucinante que, por suerte, aún se conserva un tanto indómito, salvaje, bello y atractivo.
La cosa no se acabo con escalar y rapelar de la aguja; después de esto emprender el regreso, buscando el camino, un sendero perdido y escapando de la niebla, que entraba y salia, y huyendo también de que no nos cogiera la noche.
Una aventurilla muy disfrutona. No se trato de escalar una gran pared. Nos empapamos de la belleza del entorno que nos rodeaba, de unos bosques increíbles e inmensos, pero que, a pesar de ello, no se trata más que de pequeños reductos que todavía se conservan.
Además de disfrutar, hay que cuidar, apreciar y preservar estos lugares.
La actividad de aquel día estuvo muy bien en todo su conjunto: Ponga, la aguja del Fuxu la Muyer y la buena compañia de mi amigo Manolo.
Mientras haya salud ..., nunca dejare de ir a la montaña.